Saturday, April 02, 2005

Legión (caminar de noche)

Si bien me dedico a llenar de placeres la vida, puesto que es parte del tratar de satisfacer el ego de cada uno de los míos, esos de los que se jactaron de llamarles --legión--- Cansados ya del sistemático tedio de la costumbre, del mismo caminar, de los mismos pasos que ahora son huellas sobre la banqueta a lado de la autopista...
Soy entonces, somos entonces, somos extraños, mutantes/cambiantes, mutables/cambiables, porquerías desechables, recicladas bajo una misma piel; piel que quince por quince cae en trozos invisibles, corriendose bajo la ducha de una cálida brisa de primavera, bajo el asta bandera, blandiendo al son de inequívocos y fortuitos vientos que fácilmente nos llevan sin pensar hasta aquí.
Caminar de noche me dice uno de ellos, mirar al suelo le contesta el otro, ser uno de esos que existen en los deseos de algunos, comenta alguien más; me quedé sin saber que contestar, que decirles para saberme de su gremio que en tertulias solían derretirse tras orgasmos líricos. Los cargué entonces en mi espalda, abrazados a mi cuello, sofocándome con la brisa nocturna de primavera, cubierto por las luces de la derruída catedral.
Al llegar a la esquina, casi al doblar para el jardín que resguarda enormes ratas hundidas en sueños de thiner y pegamento, que vuelan en infecciosos aromas; me senté, todos ellos bajaron de mi espalda, soltaron la soga de mi cuello y descansé, el que transmutó en licantrópo me tomó del brazo y me ofreció su hombro cubierto de vello animal para que reposara la caminata del zócalo, el que molestaba con caminar de noche comenzó a llorar, abrazado del que miraba al suelo, que en un rictus de dolor se inyectaba una ración de luna de abril. Yo, sorprendido, noté que se destrozaba en carcajadas, fué cuando de una manera agresiva y adimensional tiré de su invisible brazo y lo tiré hacia mi pecho para que contuviera poco a poco la risa.
"Abriluna" era lo que incansable se podía de su mente escuchar.
Miré entonces hacía el nocturno cielo, de la ardiente primavera del 79, sobre la esquina de la acera, tras la catedral del zócalo, esperando que ellos dejaran de sentir dolor, el mismo que era apaciguado por la estopa atiborrada de thiner y nosotros, ratas, alimañas asquerosas, juntos, protegidos, protectores, legión...

1 Comments:

Blogger Orquídea Moyao said...

=)

Sublime

8:43 AM  

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