Friday, April 06, 2007

PARADA 29


A “San Pedro”... –dijo pepe, al mismo tiempo que daba una “de a cinco” para finiquitar la transacción “solicitud/ otorgamiento” en el servicio de nuestro sistema de transporte.
El sistema chofer 7.5 ni siquiera le miró. Entre el rebase, las metidas de velocidad, el intercambio a dual y el tratar de comprender lo que gritoneaba una pinche vieja que llevaba de acompañante, automáticamente y a la velocidad que su “microbuspositrónico” cerebro le dió, manipuló la extremidad que quedó libre tomando la “de a cinco”, al mismo tiempo que mostraba un letrero que decía “así está bien”.

Pepe... un vil trabajador de la industria del fierro viejo, que hasta hace algunos años era incluso autogestiva, acaparada por algunos pobres diablos que a carreta tendida llena de porquerías de metal y al grito de “Fierros viejos que vendan.”; deambulaban por la Tlacotal “ganándose la vida” Pero ahora con el increible aumento en la demanda de metal, por los nuevos dispositivos quezque ayudan a la sociedad, en sus tareas más excecrables, algunos cadáveres riquillos se pusieron bien vivos y decidieron comprar una bola de “cacas grandes” para erigir una ley que permitiera privatizar la compra de fierros viejos y dejar a una punta de pobres pendejos como el pepe, sin trabajo.
Bueno, sin trabajo por un tiempo, pues días después para no pagar mano de obra, aquellos viejos cadáveres vivillos compraron esta vez mierdas no tan grandes para adquirir la fuerza de trabajo de aquellos “fierreros” por un sueldo poco menos decente que un “chingatumadre”.

En fin. El microbús tendido, el pepe hasta atrás del transporte, bien cansado, sentado entre gentuza igual de jodida que él. Algunos durmiendo, otros “sistemas” como el “carboon miner 2.0” o el “electricista 500”, podría decirse que corriendo el sistema vespertino de depuración de datos, vaya, igual de “jetones”. Pinches máquinas “gediondas” –pensó pepe. Puro pinche fierro a lo pendejo –musitó.
Fue pasando la parada 28, cuando el pepe despertó de su pequeño dormitar, se dio cuenta que había pasado un rato pues ya estaba obscuro y que nomás quedaban 2 o 3 personas y un sistema a bordo. Pero ahí seguía esa pinche gorda, aún con sus asquerosas nalgas aplastando el asiento del copiloto, graznando a ritmo de la música que chofer 7.5 programaba.
Aún faltaban alrededor de 30 minutos para llegar a San Pedro. Y pepe cansado aún, quizo dormir de nuevo, sin éxito... Esa maldita adiposa no paraba de gritonear y no logró conciliar la siesta.

¡Pa’ sus pulgas del pinche pepe!, si esa chingadera de chofer 7.5 ni tiene desarrollado aún el sistema de diálogo cognositivo –penso pepe, pues gracias a su chamba de fierrero conocía algunos sistemas, a lo mejor la puta gorda le clavo el driver de actualización y el chofi 7.5 hace como que se rié pero el pendejo ni ha de entender, ¡soberana chingadera!
Pero ni como decirle a la culera que se callara, y menos hoy en día que las viejas tienen muy en alto esa pendejada de la igualdad entre sistemas, hombres y mujeres. Chale.

Pepe tuvo suerte, al parecer la jodida gorda está anunciando a chofer 7.5 que bajará en la 29, teoría corroborada pues esta a su vez desconectó la usb que le proporcionaba a 7.5 para emular el diálogo cognositivo.
Pinche gorda de mierda me cae que ni aunque le metiera al sistema más pendejo sus mamadas de drivers para emular con el apéndice “macho” para conectarse a la bateria central, una penetración, al más puro estilo de “gomo japonés” conseguiría algo. Pobre pendeja.

No mames – dijo pepe en voz alta definiendo para sí, el ridículo atavío. Pinches mayones a la “cadera” si ni eso se le ve a la puta, zapatillas blancas de tacón de aguja, y luego esas pinches greñas, que jodienda, se me antoja más una pinche chaqueta que esta estúpida escandalosa.
Pepe comenzó a pensar de más, en imaginar que la gorda al descender se caería sobre un charco o que resbalaría e iría a dar al carril del lado contrario encontrandóse de frente con un trailer, o quizás la asaltarían , quitándole sus pocas pertenecias, sus mierdas de usbs, dejándola sin oportunidad con sistemas pendejitos como el chofi 7.5.

Y como es costumbre de los de San Pedro, -dicen...
La gorda bajó por la puerta delantera, pepe bajo por la trasera, siguiendo a la gorda por el camino húmedo por la lluvia a las 2230. se acercó a ella, le dijo buenas noches, ella respondió el saludo, pepe le sonrió, ella dijo chale y siguió su camino.

Pepe corrió tras de ella, semejante mole de grasa y huesos. La gorda al percatarse, gritó y corrío como sus asquerosos muslos se lo permiían sín dejar de golpear entre sí. La escena de esa marrana tratando de huir era tan cómica, que pepe logró hacer algunas tomas con su celular para luego subirlas a internet.
La gorda corriendo, gritando de histérica, pero quien iba a escuchar a la putita en los alrededores de la 29, colonia supeditada a desarrollo de sistemas, donde los ojetes de los administradores se van a las 1700. Esta culera ya valió madres... –se dijo pepe tomando el artefacto doblador que utiliza para su trabajo.

La tomó del cabello, de un tirón hacía atrás logro que la cerda azotará su inmensidad contra el asfalto, ocasionando una fractura en el mismo y que los dos sistemas de seguridad de la colonia “poli15.0/1” y “poli15.0/2”, cambiaran a alerta su periodo de hibernación.
Los polis salieron como sus rueditas de carrito de super se los permitian, haciendo sonar inútilmente sus sirenas y encendiendo y apagando las luces de sus cuartos delanteros a rojo y azul, rojo y azul. En tanto pepe continuaba pateando con sus botas de casquillo la nariz de la gorda tratando de hacer que se hundiera en su grasiento rostro más rápido, pateaba también la boca, esta culera no podra masticar por un buen rato.
Cuando los polis llegaron intercambiaron algunas instrucciones haciendo un “boolean” que les permitió definir que si ella no se defendía no era cuestión de intercede, y que lo más probable era quizás un ajuste entre novios, por lo tanto se marcharon.

La puta cerda, dejo de gritar, ahora solo musitaba un lastimero alarido, a pepe le hizo recordar que así se escuchaban los perros que de adolescente ahorcaba para ganarse la vida en aquel trabajo, por consiguiente los alaridos solo le hicieron feliz.
Tomó entonces el doblador de acero forjado en frío y lo metíó en el ano de la gorda. Y fue tal la fuerza de pepe, que después de escuchar algunos estertores, la miserable cuina, cagó todo el cuadro. La mierda era digna de foto pensó pepe, quien ni tardo ni perezoso hizo nuevas tomas, después de lo cual procedió con la aspiradora personal que cargaba la puta, para recoger todo el desmadre.

Pepe aprovechó que la mole estaba inconsciente para ir a donde los polis para ofrecerles un poco de mierda. Directo del intestino –les decía, y aunque ellos no comprendían, las condiciones que tenían programadas y la interfaz que emulaba un proceso de alimentación por metodo oral con término gastrointestinal, hicieron que literalmente devoraran la mierda. Esa es la forma de tratar con sistemas -pensó acertado pepe.

Al regresar vió que la gorda arrastraba entre la poca mierda que quedó, y al escuchar sus quejidos y lloriqueos, pepe asqueado no tuvo más que vomitar. Dicho y hecho, fue cuando con una pericia digna de un electrocirujano digitodental, pepe abrió con ambas manos las enormes fauces de la bestial cerda introduciéndo a la vez hasta la garganta el excecrable caldo.

Cansado, aturdido y asqueado, pepe tuvo que soportar por algunos minutos el que la gorda hiciera gárgaras con el resto del vómito para seguir con sus chillidos.
Fue cuando pepe, decidido, corrió a buscar la roca más grande para azotarla en la cabeza del adiposo engendro. Pepe levantó el trozo mineral y lo azotó una y otra vez hasta dejar solo una mancha sanguinolenta sobre el asfalto, de la cual ahora solo era reconocible la lengua y parcialmente lo que había sido un globo ocular, de lo demás ni hablar...

Pepe cayó por el cansancio, luego huyo de ahí.











Al siguiente día, un día hermoso, la lluvia de la noche anterior limpió los nubarrones que impedían ver el sol tanto a sistemas como a humanos.
Hermoso día para pepe quien contraería nupcias.

Es hermoso -pensó pepe, ahora no tendría que soportar más los berridos de la cerda sin cabeza.


La familia de pepe, reunida en la ceremonía, todos sentados, engalanados con las más finas prendas.
El lado de la novia, lucía un tanto vacío, solo figuraba la madre de la novía y dos sistemas “polis” que olían penetrantemente a mierda.







La madre lloraba pues su única hija se estaba casando.







Pero aún no concebía la constumbre de los casamenteros de San Pedro, quienes solían asesinar destrozando con una roca la cabeza de la novia.